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lunes, 20 de mayo de 2013

John F. Kennedy: “Soy un gran fanático de Hitler”


UN LIBRO RECOPILA DIARIOS DEL EX-PRESIDENTE, ATRAÍDO ADEMÁS POR LA ITALIA DE MUSSOLINI

"ADOLF HITLER ESTABA HECHO DE LA PASTA DE LA QUE ESTÁN HECHAS LAS LEYENDAS"

La afirmación no procede de ningún jerarca del Tercer Reich, sino del ex-presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy. Con frases como estas escritas en su diario, y en cartas enviadas a sus amigos durante su juventud, JFK demostró la admiración que sentía en ese momento por las dictaduras Europeas.

Un libro que se publicará próximamente en Alemania, y que promete ser polémico, recopila este tipo de apuntes dejados por un JFK veinteañero durante un largo viaje a Europa. Bajo el título “John Kennedy entre los alemanes. Diarios y cartas 1937-45”, Oliver Lubrich saca a la luz frases controvertidas del ex mandatario, deslumbrado por la Alemania de Hitler y la Italia de Benito Mussolini.

El autor recorre punzante las emociones políticas de Kennedy, que se asombraba por los cambios que se estaban registrando en el viejo continente. “Dormí mucho y con un Tour de American-Express llegué a Milán. Bella catedral, una de las más grandes del mundo. Leo a Gunther y llegué a la conclusión de que el fascismo es la cosa más justa para Alemania e Italia, el comunismo para Rusia y la democracia para los Estados Unidos de América”, afirma en una anotación del 3 de agosto de 1937.
Luego, durante una estadía en Munich, escribe: “No existe duda de que estos dictadores en sus países, gracias a sus eficaces propagandas, son más amados que afuera”. Y asegura que se siente un “ gran fanático de Hitler”.
Dos meses antes del comienzo de la II Guerra Mundial, el joven Kennedy asegura: “Mi viaje fue extraordinario. La única posibilidad de experimentar sobre lo que ocurrirá es viajar por todos estos países. Todavía no pienso en el hecho de que habrá guerra a causa de la oposición de Italia y de una serie de otras cosas”.
Ya en los días finales de la guerra, Kennedy se muestra apesadumbrado por cómo quedó Berlín.“Todo está destruido. No existe un edificio que no esté incendiado. En algunas calles el olor de los cadáveres es terrible”. Allí también se refiere al Führer: “La ilimitada ambición por su país lo volvió una amenaza el mundo. Sin embargo, tuvo algo misterioso en su modo de vivir y en su modo de morir, que lo sobrevivirá y crecerá. Tenía la pasta de la que están hechas las leyendas”.

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