Still Our Land

domingo, 21 de julio de 2013

Subida peña Rueda: El sentimiento de la montaña


   Una de las muchas cosas que siempre les agradeceré  a  mis padres es sin duda haberme educado desde pequeño ya en el ambiente de la montaña, en sus valores como pueden ser el permanente silencio o la fuerza de sus paisajes y,  ese permanente contacto con la Naturaleza que tanto engrandece el espíritu de quienes lo practicamos. Hoy las montañas son mucho más que la rugosidad de la tierra. Son la suma de su majestuosidad, de su belleza y del sentimiento que les otorgamos las personas que acudimos a ellas.

Normalmente en este blog tocamos otros temas, pero hoy quiero hacer una excepción y hablaremos de la actividad que ayer realizamos. Personalmente conocí esta pasión montañera muchísimo antes que muchas de las cosas que conforman el esqueleto de mi vida cotidiana.

Cuando era joven leí la biografía de Tommy Kursch. Se trata de un excepcional relato sobre amistad , valor y la fuerza del espíritu humano y es una historia que siempre me ha fascinado y atraído.  Leí sus historias, me emocioné con sus gestas, y admiré, y aún hoy, admiro en lo más profundo de mi alma a personas como Maurice Herzog, Lionel Terray, Gaston Rebuffatt, Reinhold Messner, Kurt Diemberger, Walter Bonatti, Ardito Desio, Lazedelli, Amadeo de Saboya y muchisimos más que tanto me han inspirado para llegar realmente a sentir esta pasión que como otras muchas es tan difícil de explicar. Les admiré y soñé con algún día emular sus hazañas. aunque circunstancias de la vida pronto me apartaron de esos sueños.


Pero donde hubo fuego suele quedar cenizas, y donde hubo sueños suelen quedar recuerdos, y son esos recuerdos los que empujan a uno a acercarse siempre que les es posible a estas maravillosas moles de piedra y roca que tanto impresionan al ser humano.







Ayer fue el día elegido para realizar la primera actividad de Avilés Resiste. El lugar elegido era Peña Rueda, una bonita peña situada en el concejo de Quirós, Asturias. Diez fuimos los integrantes de la expedición que podemos calificar de rotundo éxito ya que prácticamente todos logramos coronar la montaña, y eso quedo reflejado en los rostros de satisfacción y alegría que uno podía ver en todos los presentes. Una jornada para fomentar valores como el sacrificio, el espiritu de superación personal, y, por supuesto, estrechar los lazos de unión que surgen entre las personas que comparten estas experiencias.

Desde estas lineas quiero agradecer y felicitar a todos y cada uno de los presentes ayer. Agradecerles ante todo su apoyo y presencia, y felicitarles por su demostración de esfuerzo, sacrificio y superación personal, valores por los cuales fomentamos esta actividades y que además creemos necesarios y positivos para nuestra vida, tanto personal como militante.





Quienes ayer nos acompañaron lo hicieron por la misma razón por la que yo en su día, me enamoré de  las montañas y sus cumbres. Querían subir por la misma razón que lo quise y aún quiero hacer yo: Averiguar si es posible hacerlo. No sientes que tienes que demostrarle nada a nadie, vas y lo haces y si los demás piensan que eres idiota o eres un irresponsable te importa un bledo. Cuando era un chaval y empezaba a ir a Picos de Europa supongo que en algún momento pensé: "Qué cosa más extraordinaria", veía a aquellos hombres y mujeres por las montañas y pensaba: "Que actitud tan valiente".

Maurice Herzog, primer hombre que conquistó un ocho mil; el Annapurna, comentó en su día una frase que llevo muy dentro de mí: "Hay muchos Annapurnas en la vida de cada Hombre".
Obviamente el Annapurna no es Peña Rueda, pero también hay muchas Peñas Ruedas en la vida de todos y cada uno de los ayer presentes. Ojalá esta experiencia sirva para que en esos otros momentos, vuelvan a aflorar dentro de vuestros corazones ese  espíritu de sacrificio y esa superación personal  de la que ayer hicisteis gala

"Miro este monte que envejece enero,
y cana veo caducar con nieve
su cumbre que aterido, oscuro y breve
la mira el sol que la pintó primero.

Veo que en muchas partes, lisonjero
o regala sus hielos o los bebe;
que agradecido a su piedad se mueve
el músico cristal libre y parlero"

Francisco de Quevedo


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